domingo, 15 de octubre de 2017

Si mañana muero

Desde que era muy pequeña, siempre he tenido un gran miedo a la muerte. Me asusta pensar que un día cerraré los ojos para nunca más volver a abrirlos, que nunca más voy a poder volver a ver esta maravilla de mundo en el que nos ha tocado vivir, que nunca más voy a oler el aroma de una flor, que nunca más voy a poder probar una de las deliciosas comidas que prepara mi madre y que me gustan tanto, que no voy a poder escuchar más mi canción favorita o como mi padre cuenta una de esas historias de su juventud que tanto me apasionan, que jamás podré volver a leer un libro o abrazar a alguien que quiero, que nunca más voy a volver a existir. Sí, es cierto, me aterra. Pero a la vez se que es algo por lo que tarde o temprano voy a tener que pasar, aquello que hace nuestra efímera vida humana tan sumamente increíble. La muerte es irremediable y muchas veces aparece en el momento que menos lo esperamos. Por eso creo que muchas veces se nos quedan cosas atrás que queremos decir y nunca decimos, porque nuestra existencia se ha acabado y nunca volverá, y no quiero que eso me pase a mí.
Si muero mañana, quiero que mis padres sepan lo mucho que les quiero. Sé que esto es algo que digo muy a menudo, pero es una de esas cosas que, en mi opinión, nunca se dicen las suficientes veces. Mis padres son mi tesoro, esas personas que pase lo que pase sé que están ahí, cuidándome y queriéndome. Ellos son mi modelo, aquellos a los que más admiro, pues pudieron salir adelante en un momento en el que la vida no era fácil, y nos trajeron al mundo a mi hermano y a mí, dando toda su vida por criarnos y cuidarnos. Yo no estaría aquí sino fuera por ellos, yo no sería la persona que soy sin ellos, y sinceramente, a pesar de los defectos que pueda parecer que tiene nuestra familia, no la cambiaría por otra. Puede que a veces discutamos, y que luego vengan los gritos, las lágrimas y los portazos, pero esos pequeños momentos de tormenta son los que hacen los momentos de calma tan maravillosos, porque, a pesar de los rayos y los truenos, la luz del sol nunca nos abandona, y el amor de mis padres es para mí tan importante como la luz del sol.
Si muero mañana, quiero que mi hermano sepa que le adoro. Nuestra relación ha sido un tanto rocosa, como la de muchos hermanos alrededor del mundo. Nuestros temperamentos son demasiado diferentes, y por eso chocamos mucho, pero eso no hace que le quiera menos. Puede que nunca le haya dicho que le quiero, al menos no en serio, porque me da un poco de vergüenza decirle cosas así, pero le quiero con locura y nunca dejaré de quererle. En ocasiones me he sentido intimidada, ya que siempre me ha parecido que él siempre ha tenido lo que yo no tengo, don de gentes, tenacidad y fuerza de voluntad, muchísima fuerza de voluntad, él jamás se derrumbó en las ocasiones en las que yo no habría dado un duro por mí misma si hubiera sido él. Mentiría si dijera que nunca me he sentido inferior a su lado, pero yo sé que él nunca pensaría así de mí, ya que es una persona maravillosa (aunque a veces me cueste verlo), y por eso siempre le he admirado, porque él es capaz de ver el éxito donde yo solo veo fracaso, él es la persona que yo aspiro a ser algún día.
Si mañana muero, quiero que mis amigas sepan que son muy importantes para mí. Sé que en algunas ocasiones no me he portado como debería haberlo hecho, y sé que no siempre soy la buena amiga que debería ser, que aveces soy un poco egoísta y hiero vuestros sentimientos, pero estoy intentando mejorar. No quiero poner excusas, porque no sería del todo verdad y solo me estaría escudando en ellas, y vosotras os merecéis mucho más que eso. Todas vosotras, con vuestras distintas formas de ser, de ver la vida, de quererme a vuestra manera, todas vosotras me habéis cambiado, ya no soy la misma que era antes, hace un año, ayer, soy una nueva y mejorada Marta, una Marta que aún tiene un largo camino hasta convertirse en la mejor versión de sí misma, pero una Marta mucho mejor de lo que era. No me gusta mucho ponerme ñoña, pero a veces me parece necesario, y creo que esta ocasión, y vosotras, lo merece, así que sí, va por vosotras, os quiero.
Si mañana muero, quiero decirle a todas esas personas que han estado en mi vida y me han hecho mejor como persona, es decir profesores y entrenadores, antiguos amigos y conocidos que me apoyaron en algún momento de mi vida, que muchísimas gracias. A lo mejor vuestra presencia en mi vida fue fugaz, o a lo mejor duró un largo tiempo, pero habéis dejado huella en mí y me habéis
ayudado a crecer, y por eso os estoy eternamente agradecida.
Por último, si mañana muero, quiero decirle a toda esa gente que me odia, a todos los que han intentado hundirme, a todos ellos que fueron mis amigos y me dieron la espalda, muchas gracias. Durante un tiempo sufrí, me hicisteis daño, sí, muchísimo daño, pero ese daño también me ayudó a crecer, a seguir hacia delante, a convertirme en una mejor persona. Vosotros me habéis dado fuerza, habéis sido el viento que impulsó mis alas para volar más arriba, más lejos. Gracias a vosotros hoy soy más fuerte, y no podría estaros más agradecida.
En fin, sí, la muerte me aterra, me horroriza, me deja noches enteras sin dormir pensando en que habrá más allá, pero al menos, si aparece un día de repente, sin que me lo espere, no he dejado cosas sin decir, todo lo que tenía que contar lo he hecho. No sé si llegara a sus respectivos oyentes alguna vez, pero yo al menos estoy tranquila al pensar que me queda esta cuenta pendiente.
Normalmente, suelo citar los libros de Harry Potter de manera natural, pero probablemente nunca una cita resulte tan acertada para esto como aquella en la que Dumbledore le dice a Harry: "After all, to a well-organised mind, death is but the next great adventure". Y sí, en efecto, la muerte es la siguiente gran aventura tras la vida, y tarde o temprano todos acabaremos embarcándonos en ella, yo solo espero que mi aventura tarde un poquito más en llegar, ya que aún me queda mucho por vivir.