martes, 9 de octubre de 2018

Efímera

Bajo la suave y moribunda luz de la vela, la niña se acurrucaba, observando cómo la cera se iba derritiendo, como moría la luz, gota a gota, suspiro a suspiro, latido a latido. Cuando esta se hubiera apagado, todo habría terminado, y ella lo sabía, así que cerró los ojos y se dejó llevar. Ojalá los sueños le trajeran la paz que buscaba en aquel mundo de eterna oscuridad.

miércoles, 13 de junio de 2018

No te vayas por favor...

A veces la vida es demasiado injusta. Ya son varias las noches que me desvelo de tanto llorar, y es que llega la oscuridad y las lágrimas empiezan a salir y no se cómo detenerlas. Es muy duro y no lo entiendo. Sé que la vida es algo que viene y va, y sé que a todos nos llega nuestro final tarde y temprano, pero ¿por qué tiene que ser tan temprano? Sí, el sufrimiento es algo que viene con estar vivo, pero es que tú lllevas tanto tiempo sufriendo... y ¿para qué? ¿Para que una vez que por fin has logrado vencer al cancer tu cuerpo no pueda aguantar más y empieces a irte? Sencillamente no es justo. ¿Para qué ha servido tanto sufrimiento? ¿Por qué has tenido que pasarlo tan mal para conseguir el mismo resultado un año más tarde? No lo entiendo y nunca lo entenderé. Estar vivo es duro, muy duro, y a veces sinceramente no parece merecer la pena, pero seguimos luchando por tener un día más, solo un día más para estar con los que queremos, y yo sé que tú has luchado precisamente por eso, pero me duele tanto verte sufrir de esta manera. Me gustaría tanto que pudieras estar con nosotros para siempre. Y sé que estoy siendo egoísta, que no soy la persona que más sufre en esta situación, que hay muchos más cercanos y que probablemente lo estén pasando mil veces peor que yo. Pero te quiero tanto, y es tan injusto. De verdad que lo siento. Por lo mal que te está tratando la vida y lo injusta que está siendo contigo, lo siento, lo siento muchísimo, y ojalá pudiera hacer algo para aliviar tu dolor, para curarte, para que pudieras pasar aunque fuera un día más con los tuyos, para que pudieras ver a tus hijas crecer, ojalá...

lunes, 5 de marzo de 2018

Hacerse Mayor

A veces me pregunto qué significa realmente hacerse mayor, porque por lo visto para los demás no significa lo mismo que para mí. En mi cabeza, hacerse mayor significa tener responsabilidades, asumir las consecuencias de tus actos, saber que la vida va más allá de ir al colegio, estudiar, sacarte una carrera y conseguir un trabajo. Ser mayor es poder tomar tus propias decisiones y hacer lo que quieras cuando quieras siempre que esté dentro de la legalidad. Pero al parecer estoy equivocada, al parecer hacerse mayor son sólo números que vas sumando a tu edad, números que no significan nada.
Estoy harta de que me mangoneen, de que me digan lo que creen que es mejor para mí, porque eso no tiene por qué ser lo mejor para mí. Yo no quiero un trabajo estable en el que me paguen bien si no es un trabajo que me guste, que me haga sentir realizada. Yo no quiero ser profesora, no es lo mío, no me gusta, no quiero hacerlo. Yo quiero hacer algo que me haga feliz, algo con lo que si me tenga que levantar a las 6 de la mañana lo haga con gusto, con ganas de llegar y decir: "buenos días" por qué son unos buenos días.
Ya me he hecho mayor. Sé que todavía soy muy joven y que me falta mucha experiencia y que posiblemente me equivoque una y mil veces, pero de verdad que estoy harta de que me traten como a una niña. Tengo 21 años y en tres días cumplo 22, se que no es mucho, pero a la vez es suficiente. Se lo que quiero hacer, se a donde voy, cuál es mi camino y a dónde quiero llegar, así que lo único que pido es un poco de respeto, nada más y nada menos, solo un poco de respeto y que me den la oportunidad de cometer mis propios errores, ya que de los errores se aprende, y si no los cometo yo, nadie puede hacerlo por mí.

lunes, 22 de enero de 2018

El pequeño corazón

Érase una vez que se era un pequeño corazón. Nuestro corazón era pequeñito por fuera, casi del tamaño de una nuez, pero por dentro era de una magnitud casi inconcebible. Las maravillas que podías encontrar allí eran aquellas que en ningún otro lugar podías encontrar. Sin embargo, nuestro pequeño corazón tenía un minúsculo defecto, amaba demasiado. Muchos pensaran que nunca se puede amar demasiado, que eso no es un defecto, pero para nuestro pequeño protagonista lo era. Era una criatura bondadosa y amable, que a todo el que se lo pidiese le ofrecía una llave a su interior, y esto fue lo que le llevó a la ruina. El pequeño corazón amaba incondicionalmente, no importaba quién fueras ni como fuera tu aspecto, y eso le pasó factura, puesto que no todo el mundo amaba como él.
Muchos entraron en aquel lugar de curiosas maravillas en el interior del pequeño corazón, dejándose amar por él, dejándose mimar por aquel amor incondicional que él les daba. Pero su amor no le era devuelto, aquellos rufianes solo tomaban y tomaban y jamás devolvían, jamás le eran recíprocos, y un día el amor y las maravillas se acabaron.
Los rufianes, aburridos y cansados de aquel "juguete roto" le abandonaron a su suerte y se fueron en busca de más amor incondicional del que chupar, pero nunca lo volvieron a encontrar. Nuestro pequeño amigo, roto, vacío, hundido, triste, pensó que así acabaría su historia, su aventura, como un tonto más que no supo cuando parar de dar y empezar a recibir. Y tras esto se volvió frío, duro, reacio a abrirse a otros. No volvería a ser engañado. Pero un día algo le cambió para siempre.
Un día, el pequeño corazón se encontró con otro ser, un ser tan peculiar que no supo reconocer que tenía ante sí. Peludo, de cuatro patas y ojos brillantes, el ser le observaba con la lengua fuera y moviendo la cola con alegría, como si hubiera encontrado justo lo que buscaba. Al principio el corazón era reacio, incapaz de amar otra vez. Pero pronto se dio cuenta de que algo nuevo crecía en su interior, una pequeña semilla que se expandía más y más en su interior. ¿Podría ser amor esto que sentía? El ser, al que llamo Tip por no saber cómo llamarlo, se había quedado a su lado desde el momento que lo conoció, y sintiendo su dolor, le había dado su amor incondicional, ese que no pide nada, ese que se da sin esperar nada a cambio. Poco a poco el corazón comenzó a repararse y nuevas maravillas empezaron a crecer en su interior, llenándolo una vez más de alegría y amor. Si, el corazón se había curado, y todo gracias a un pequeño ser peludo que lo único que quería era estar a su lado.
-Sí -dijo el corazón observando a su nuevo amigo- definitivamente eres un ángel que ha venido ha salvarme.
Y como respuesta, Tip dio dos ladridos y saltó a su alrededor meneando la cola.
Todo volvía a estar bien.