sábado, 5 de enero de 2019

La oscuridad me rodea... una vez más. Es como una vieja amiga que nunca se fue, no del todo. Fingió despedirse, pero seguía ahí, agazapada, expectante, esperando a que volviera a llegar su momento. Y podría decirse que ha llegado, y se ha instalado encima de mi pecho, inpidiéndome respirar. Pensaba que se había terminado, que la angustia se había largado y que no iba a volver, pero me equivocaba. Me encuentro en un sitio mucho más profundo que nunca, y no sé si sabré salir.
Me río, sí, me río, y no sabes cuanto, pero eso no significa que el acechante miedo no siga ahí, que la inseguridad y la paranoía no continuen en lo más profundo, susurrando sus palabras tiznadas de hiel y de amargura. Me hacen empequeñecer, volverme pequeñita y triste, sentirme de nuevo como si nunca hubiera sido la primera.
Amistades que se unen, a pesar de que nunca me he sentido del todo cómoda juntando mis amistades. Pero qué puede haber de malo en juntar a un grupo de personas a las que tanto quieres... ¿verdad? Y la cosa va bien, pos unos efímeros instantes va bien, pero entonces todo se tuerce, todo se va a la mierda y llega la oscuridad, me envuelve y me castiga, recordándome porque no me gustan estas situaciones, haciéndome sentir, una vez más, pequeñita e insignificante, como si mi existencia fuera un simple puente de paso para que pudieran conocerse.
Y entonces llega el silencio y el cansancio. Dejo de oír lo que dicen, sus palabras no pueden traspasar la gruesa capa de pena que me envuelve. Estoy cansada, sí, lo estoy, mucho, pero solo lo utilizo como excusa para escapar, para huir del dolor. No puedo más... pero nadie escucha. De nuevo una voz diminuta en un mar de personalidades gigantes. Y me diluyo, me diluyo entre sus conversaciones, y me siento cada vez más lejana, más apartada, como si ya no perteneciera a este pequeño sistema que habíamos tardado en crear un año entero. Si mi voz no estuviera... ¿la echarían de menos?
En mi cabeza me digo que son tonterías, que estoy cansada y que estoy muy estresada, y probablemente tenga razón, una gran parte es eso, pero otra pequeña y diminuta parte viene de antes, de mucho antes y sé que es un problema y me da miedo. Pero es algo pasajero, igual que pasó antes volverá a pasar, y la oscura manta que intenta asfixiarme acabará por irse, porque es solo una etapa... ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario